domingo, 10 de diciembre de 2017

MEMECES DE ESTRELLAS DEL ROCK VENIDAS A MENOS. Son de esperar, y casi siempre resultan divertidas, las excentricidades de la estrella del rock, sin embargo, a veces alguno se sienten tan henchido de espíritu mesiánico, de vocación redentora, que la cosa pierde la gracia. Eso sí, hay excepciones.

Johnny Rotten, el que fuera deslenguado solista de Sex Pistols, se ofrece para participar en el acomodaticio festival de Eurovisión. Vivir para ver.

Uno de los privilegios que tienen las estrellas del rock es que se permiten decir y hacer grandes estupideces y aun así no perder seguidores. Algunos que ya no tienen el peso informativo que tuvieron parecen obsesionados por mantenerse en portadas y titulares como si aun fueran los dueños de las listas; pero sus buenos tiempos han pasado y ya no pueden presentar méritos artísticos, así que se dedican a lanzar opiniones incendiarias o insultantes contra todo lo que les parece. De este modo también se hacen notar cuando publican disco. Y, por otro lado, también están los que, apartados de la ‘titularidad’, de vez en cuando encuentran el modo de ‘reaparecer’, aunque sea del modo más chusco.

Entre los que no pierden ocasión de demostrar su frustración y permanente insatisfacción consigo mismo y con el resto del género humano está Morrisey, propietario de un ego desmesurado y un pensamiento sectario. Es conocido que odia a muerte todo aquello que no le gusta y a todos los que no comparten sus opiniones. Entre estos últimos están quienes no son tan animalistas como él, por lo que de vez en cuando embiste como morlaco ante una muleta. Hace unos años corneó a Canadá y su gobierno por permitir la caza de focas…, y le contestaron en su propio lenguaje llamándole ‘gilipollas, ignorante y populista’, y le explicaron que sin la caza la población de focas se dispararía (ya hay superpoblación), además de que esa reguladísima industria da trabajo a miles de familias. La última de este dudoso y engreído cantante (al que corresponden no pocos méritos artísticos… en otro tiempo) es la defensa que ha hecho de algunos de los abusadores, acosadores y violadores de Hollywood; concretamente dijo que “si un chaval de 14 años se queda sólo en una habitación con Kevin Spacey es que sabe qué va a pasar”, y no contento con tamaña barbaridad, añadió que las denuncias contra el productor Harvey Weinstein proceden “de actrices a las que no les ha ido bien en sus carreras” y que “si hoy fueran estrellas no dirían nada”. Como puede deducirse, el muy imbécil culpa a las víctimas y disculpa a los agresores. No es extraño que algunos de sus colegas le hayan dicho de todo en las redes sociales. En todo caso, seguro que no pasa mucho antes de que el ex Smiths vuelva a proclamar su inmensa necedad.

Roger Waters, en otro tiempo genial autor de algunos de los mejores títulos de la historia del rock al frente de Pink Floyd, es otro personaje dado al exceso verbal y la hipocresía más flagrante. Millonario que vive como tal (su deslumbrante mansión en el lugar más caro de USA lo demuestra), gusta de presentarse como un anticapitalista combativo y de rancia verborrea. Una de sus últimas salidas de tono ha sido despreciar e insultar a algunos de sus colegas que han actuado recientemente en Israel, como Radiohead o Nick Cave, quien después de participar en el complot antiisraelí durante años desafió las presiones de Waters y la agrupación BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones). Lo curioso es que el ex Pink Floyd ha sido boicoteado por una importante cadena de televisiones y radios de Alemania; al parecer, iban a retransmitir sus conciertos el año próximo en dicho país, pero han cancelado el compromiso acusándole de antisemita y de proferir “graves acusaciones contra los judíos”. Sea como sea, parece tonto pretender castigar a todo un país a causa de las acciones de su gobierno; es como si el músico británico, enconado y rabioso detractor de Trump, anunciara su renuncia a actuar en Usa mientras ese fuera su presidente…, cosa que ni se le pasa por la cabeza. Con esta actitud  Roger Waters deja otra vez constancia de su pensamiento dogmático y sectario, pues insulta y menosprecia a los colegas que tienen opiniones contrarias, es decir, exige libertad de expresión para levantar la voz contra Israel pero censura y no soporta que sus compañeros de profesión tengan otras opiniones.

A lado de cuestiones tan ‘profundas y trascendentes’ como esas, lo de Johnnny Rotten es cosa de mofa, befa y cuchufleta. Resulta que el que fuera solista de Sex Pistols se ha ofrecido a sí mismo pare representar a Irlanda en el festival de Eurovisión. Vivir para ver. ¿Quién hubiera sospechado que todo un icono de la música más soez, ordinaria, antisistema y combativa se presentara voluntario para tomar parte en el concurso más tradicionalista, conformista y mercantilista? En su día gritó contra la reina y el régimen británico, animó a la anarquía y se dijo el ‘anticristo’, y ahora está deseando codearse con los cantantes más remilgados y los shows más ordinarios en un entorno vulgar, grosero y, a la vez, políticamente correcto: “Sería un honor para mí”, dijo. Aunque, pensándolo bien, la cosa tendría su gracia.

Las escandalosas meteduras de pata de los dos primeros y el vergonzante ofrecimiento del tercero confluyen en una cosa: el ridículo. Resulta difícil imaginar al verdadero gran artista cayendo en el esperpento de un modo tan basto, tan zafio. David Bowie, por ejemplo, que hizo mucho más por los demás que aquellos dos y jamás se arrastró como el otro, nunca hubiera caído en tan grandilocuentes necedades. Como tampoco el recién fallecido rockero francés Johnny Halliday, bebedor pendenciero, mujeriego infatigable y amigo del exceso.  

CARLOS DEL RIEGO


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